La fotografía informativa no “muere”, sino que parece estar cercana al suicidio por falta de credibilidad. La fotografía ha vendido siempre “verdades” del mundo. La foto periodística, agobiada de soportar en su conciencia este lastre, decide escapar. La desaparición certifica, como mínimo, la desaparición del fotoperiodismo como lo hemos conocido hasta ahora. A la luz de la nueva naturaleza de la imagen informativa que nace al amparo de los nuevos procesos de tratamiento y creación de las mismas, el historiador norteamericano Geoffrey Batchen dijo:
“La fotografía ha sido perseguida por el espectro de dicha muerte durante toda su larga vida, al igual que siempre ha sido habitada por la misma cosa, la digitalización, que se supone que va a asestarle el golpe mortal. En suma: lo que está en juego en el actual debate sobre la imagen digital no es solo el posible futuro de la fotografía, sino también la naturaleza de su pasado”.
¿No será esta crisis del fotoperiodismo un trance generalizado para la estructura periodística e incluso en la representación de la realidad? Es evidente que la heterogeneidad y la multiplicación de las fuentes informativa que coexisten en el mercado de la noticia actualmente aumentan el número de potenciales tergiversaciones. Desinformar, es cubrir una mentira con el disfraz de la verdad. En democracia donde las empresas de manipulación son innumerables, la desinformación es la reina de las técnicas dirigidas a equivocar a la opinión pública. Y estas técnicas dirigidas a equivocar a la opinión experimentan hoy, gracias a la revolución digital, un progreso temible.
La introducción de la tecnología digital en la fotografía ha revolucionado el mundo periodístico. En la actualidad una foto de un acontecimiento recorre el mundo en tiempo real. Con las posibilidades de las nuevas técnicas es importante que el fotoperiodista esté consciente de su papel ético y social en aras de ser fiel a la realidad.Eduardo Parra, fotógrafo y articulista especializado ha dicho que
ya no se puede hablar de un futuro en peligro: es el presente de la fotografía periodística el que está en entredicho. O tal vez, hablando con propiedad, el presente de la fotografía periodística tal y como la conocemos. Redes sociales, Internet, telefonía móvil y fotografía digital se han asociado en un todo que, si bien ha permitido a la sociedad estar más informada que nunca, amenaza con cobrarse una víctima en su camino: el fotoperiodismo profesional.
Pedro Armestre (AFP): “El fotoperiodismo como lo conocemos ahora está en vías de extinción. Es cierto que hay más herramientas a nuestra disposición, pero en general tendremos que aprender a usarlas. Los medios de comunicación han cambiado su fórmula; ahora mandan los medios on-line con una demanda brutal de imágenes, y tenemos que acostumbrarnos a eso.
El periodismo ciudadano ha existido siempre, pero ahora se ha democratizado porque con la fotografía digital, las redes sociales y los móviles todo es más sencillo. Antes un ciudadano tenía que revelar, copiar, enviar… ahora solo tiene que hacer clic y enviar.
Hay grandes fotos hechas con un móvil, pero no se puede tener al periodismo ciudadano como base de la profesión. El fotoperiodista, con el simple hecho de hacer su trabajo, confirma que lo que fotografía es real, pero el fotoperiodista ciudadano te la puede colar si le da la gana. El problema de fondo es cómo abusan los medios de esta gente, a la que, encima, la mayoría de veces no pagan.”
Roberto Mariscal, IPApress: “Los fotoperiodistas profesionales y el reporterismo puro están condenados a desaparecer si no se regula la profesión, el acceso a eventos… A un fotoperiodista profesional se le supone cierta ética para el uso de las fotos. En cambio, un mirón con cámara sabes que va hacer fotos, pero no sabes dónde van acabar éstas: si las va a usar con rigor informativo o solo busca el morbo. Hace falta una legislación que sea respetada por fotoperiodistas, por policía…por todos. No reniego de los blogueros ni de los periodistas ciudadanos, pero su actuación también debería regularse.”
Enrique Tapia. Bravo Press: "Veo el futuro y el presente del fotoperiodismo profesional muy negros. Hoy todo el mundo hace fotos, las agencias regalan fotos… hay que ver quién trabaja seriamente y exigir que quienes organizan eventos se pongan serios a la hora de acreditar. Zapatero, a tus zapatos: redactores a redactar y fotógrafos a fotografiar. Pero, en realidad, no es culpa de los redactores a quienes muchas veces no les queda más remedio que aceptar, sino de los directivos que lo hacen para ahorrar costos. Una fotografía de prensa sin regulación no puede subsistir. Vivimos en la época de todo vale, donde no hay calidad y las empresas se benefician de las redes sociales en detrimento de los profesionales.”
Hay quienes vaticinan un futuro incierto para el fotoperiodismo, pero éste no es responsabilidad de los fotoperiodistas, sino de los medios que abusan bastante de las fotos hechas por quienes nunca han tenido la fotografía como profesión y por ese archiconocido autor que lleva por nombre Internet.
La primera fotografía informativa en Cuba, escribió el maestro del lente, historiador y articulista especializado Jorge Oller Oller,
fue la tarjeta fotográfica hecha por el profesor de fotografía Narciso Mestre, con una pequeña reseña escrita al dorso. Es el primer indicio de la fotografía informativa en Cuba. Se vendía en su establecimiento y en los kioscos de la ciudad, porque aún no se había podido lograr un método para reproducir la imagen fotográfica en los diarios y revistas.
La imagen muestra un aspecto de la pomposa ceremonia celebrada el sábado 8 de agosto de 1863 para dar inicio a la demolición de la vieja muralla que rodeaba La Habana. Las obras de esta barrera de piedra se habían iniciado en 1671 para proteger la ciudad de los ataques piratas y de las potencias enemigas, pero dos siglos después no solo resultaba inútil para la defensa sino que frenaba el crecimiento de la capital.
El diario La Prensa el martes 11 de agosto de 1863, publica una breve nota de la fotografía que constituye además, la primera crítica que se ha hecho en Cuba a una fotografía. Además del gran valor testimonial de esta imagen, hay una curiosidad histórica: es la primera vez que en Cuba un gobernante es retratado en un acto público.
La fotografía permite al lector regresar a la forma más natural de información: la visual. El lector ya no es lector. No necesita leer nada. Ahora es espectador, lo que vivió el fotoperiodista lo está viendo con sus propios ojos. Él también está presente en el escenario noticioso.
La fotografía periodística, y en especial la foto informativa, es un medio visual que habla su propio lenguaje y ese lenguaje es universal. Lo que expresa una buena fotografía informativa no necesita que lo traduzcan, todo el mundo lo entiende.
No es lo mismo accionar el obturador para congelar una imagen dada, que registrar una noticia persiguiendo un fin determinado, interpretándola con profundidad de acuerdo con su desarrollo social, político y cultural.
El fotoperiodista cuando está en un escenario realizando su trabajo, tiene que ser muy cuidadoso en seleccionar el espacio de la realidad que está viviendo, la cual quedará congelada e interpretada por sí mismo y después compartida por miles de lectores. Cuando nuestro ojo organiza visualmente el momento a fotografiar, debemos pensar que son los ojos de quienes recibirán nuestro mensaje gráfico. A ellos hay que transmitirle vivencias, impresiones; pero para despertar emociones en los demás con esas fotos, debemos comenzar por emocionarnos nosotros mismos ante la realidad que estamos interpretando.
La foto informativa puede transmitir un mensaje completo, con capacidad de expresión, de descripción y de información insuperables, a los cuales, a veces, la palabra no puede llegar.
La fotografía no debe ser solo bella, sino comunicar lo que se propone sin dejar lugar a dudas. Para lograr este objetivo hay que ser inquieto en el escenario noticioso, siempre en la búsqueda de nuevos ángulos, explotando los primeros planos, darle dinamismo, buscando un lenguaje sencillo y directo para establecer la correcta comunicación con el receptor de nuestro mensaje gráfico.
La foto informativa debe poseer fuerza descriptiva, es decir, la facultad de llamar la atención por sí misma, por sus cualidades técnicas y artísticas, por el uso adecuado de la luz y las sombras en interés del mensaje a transmitir y para lograrlo, hay que concentrarse en el tema a fotografiar, liberándolo de cosas superfluas que lo rodean y buscar el mayor detalle posible que permita que la imagen se exprese por sí sola.
En la mayoría de los medios, sobre todo los digitales, la fotografía se ignora, maltrata y denigra. Y lo peor es que nadie se queja, nadie se molesta, nadie escribe cartas al director para que alguien intervenga en el asunto. Es un tema menor que se deja pasar. Sólo los fotógrafos, dolientes al fin, nos quejamos. Sale un error ortográfico y llueven las llamadas y las críticas. Se publica una foto de baja calidad y defocada, y no pasa nada. Existen fotos de determinadas personalidades en los archivos hechas por fotoperiodistas con calidad y aún vírgenes, pero publican la localizada en Internet que es más rápido y menos complicado, aunque tenga menor calidad. A diferencia de lo que sucede con la ortografía, la fotografía es ignorada y maltratada en la mayoría de los medios.
Otro aspecto que incide sobre el fotoperiodismo actual es, la incultura fotográfica, por llamarlo de alguna manera, de algunos de los que deciden cuál foto publicar, el espacio en los medios impresos, así como la carencia de editores gráficos en los mismos que defienda una personalidad gráfica, según el medio.
El error de la era digital ha sido repartir herramientas entre todo el mundo sin enseñar cómo sacarles partido.
Hay que mirar, componer y pensar cómo y cuándo exponer. Antes, había que ver la imagen primero en la mente para luego verla en el negativo. Hoy eso no ocurre. Se dispara, y de que manera como si fueran ráfagas de fusil, se mira, se corrige y se dispara un poco más. No se evalúa el resultado ni se aprende para veces posteriores. Si hoy la primera toma me sale mal, es muy probable que mañana la primera toma también me salga mal. La calidad no está en quien tire más, ni mantenga más tiempo el dedo en el obturador.
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Paradójicamente nunca se estuvo tan bien informado sobre la fotografía. Ahora en Internet, podemos ver toneladas de fotos de prensa o muy buenos fotoreportajes, en minutos. Podemos comunicarnos, intercambiar ideas, debatir con fotógrafos de cualquier parte del mundo. Podemos dejar nuestra opinión en un Blog y que sea leído por miles.Cualquiera con una cámara se cree fotógrafo, pero un teclado no nos convierte en periodistas. No trabajamos con noticias, estas se publican por Notas Oficiales. En muchos casos está ausente el reporterismo y el trabajo en equipo. Se han perdido los reportajes donde el obrero es el protagonista, no se viaja a provincia con tanta frecuencia y en algunos casos nunca, porque los corresponsales de los medios tienen una cámara fotográfica y resuelven las imágenes. La vida cotidiana alejada de las grandes ciudades o cabeceras provinciales está también ausente y si hay cierto acontecimiento informativo, no importa que haya cobertura profesional, después se publica la misma imagen en todos los medios y por autores ajenos a la prensa. El poco espacio que tenemos, poco a poco lo vamos perdiendo más y para colmo, los sitios web en Internet, donde pudiera existir una dignificación de la fotografía de prensa casi siempre publican lo mismo que el impreso. A ello hay que agregarle que en distintos teatros, ya el fotoperiodista no tiene un asiento asignado, solo el periodista; en otros hay un sin número de fotógrafos que en ocasiones hasta molestan la calidad del espectáculo y a quienes lo disfrutan, pero la gran mayoría ninguno es de la prensa y hay hasta quien sin conocer tu profesión, aunque están para facilitarte el trabajo te lo entorpecen. Y que decir cuando llegas a una escuela, tienda, círculo infantil u otro centro de trabajo y quieres hacer una foto. Es como si llegara el “COCO”.
Hay quien dice que la fotografía se enfrenta a dos crisis evidentes: una tecnológica (la introducción de imágenes informatizadas) y otra epistemológica ( que tiene que ver con cambios de mayor alcance en los terrenos de la ética, el conocimiento y la cultura). Juntas, estas crisis amenazan con la desaparición de la fotografía, con el final de la fotografía y de la cultura que ésta respalda.
Los momentos son irrepetibles y los que enfrentamos la cotidianidad de la vida, cámara en mano, debemos estar prestos para que estos no nos sorprendan, siempre con la premisa de mirar y mirar bien para estar en el lugar adecuado, en el momento oportuno y hacer «clic» en el instante preciso, porque de esa manera con una magnifica elección de la luz, combinada con un brillante ojo fotográfico nos permite hacer realidad lo expresado por
Pepe Soto, fotoperiodista español cuando dijo “No hay palabras que expresen la realidad desnuda de una fotografía” y de esta forma poner nuestro granito de arena para que el fotoperiodismo y la fotografía de prensa ocupen el lugar que le corresponde.
GRACIAS JUVENAL, TIENES LA SABIDURIA EN EL OJO Y LA PALABRA, A PESAR DE LAS DISTANCIAS UNA FOTOGRAFIA NOS UNE PORQUE NOS IDENTIFICA EN LO QUE SENTIMOS, PENSAMOS O SOÑAMOS CON LOS OJOS ABIERTOS.
ResponderEliminarABRAZOS DESDE COLOMBIA PARA TI Y TODO ESE HERMOSO PUEBLO QUE ADMIRO, RESPETO Y AMO
ARNOLD PEDREROS JR
Saludos hermano y Felicidades y prospero año 54 de la Revolución...Con la mente, las manos y el saber pones los puntos sobre las imágenes que muchos hacemos en el mundo, pero no todos piensa en ese contexto histórico-social, de herencia para la historia que abordas con tanto tacto. La fotografía verdadera, la que inspira, informa y queda para hacer historia siempre ha estado amenazada, pero en la hora actual la digitalización no solo amenaza ya lanza sus zarpasos cuando manipulada miente y trata de convencer a mayorías unas confusas y otras, la gran minoría, para aprovecharse de las debilidades políticas e ideológicas.
ResponderEliminarEs un excelente comentario. Un abrazo
Raúl I. García Alvarez (GARAL)