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viernes, 25 de mayo de 2012

TENEMOS TANTO DE NIÑO


Trato de escribir, pero el monólogo es en ráfagas. Habla de la ética, la falta de cortesía y educación formal que a diario se enfrenta, más aún cuando es un ser imposibilitado que necesita muy frecuente la ayuda solidaria de otros. Pasa mucho tiempo en solitario, él que vivió por muchos años creando imágenes fotográficas de cuanto tema hay en esta vida, este encuentro matutino lo aprovecha al máximo para descargar todo su pensamiento y hablar sin cesar, sin importar el tiempo que transcurre. Siempre en el diálogo hay algo de historia vivida. Intento redactar unas líneas sobre los niños. Aunque peinemos cana, muy adentro siempre llevamos un destello de niño y en ese niño interior van los valores fraguados en la familia, en la escuela. Me educaron en el respeto a los mayores y de escuchar sus enseñanzas y aunque en ocasiones me resulta tedioso el discurso cotidiano de mi colega Pedro Beruvides, no dejo de oírlo, porque veo estos minutos como una explosión de la carga emotiva que acumula al estar solo y ciego. Es la oportunidad de compartirla. Decía que tenía el propósito de escribir de los niños de quien Martí dijo que “nacieron para ser felices” y mucha de esa felicidad se relaciona con los juegos, con las fantasías infantiles. En los juegos cada niño(a) crea su propio mundo y se prueba así mismo. Como expresan los especialistas es una actividad fundamental en su desarrollo, hasta tal punto que va a influir tanto en su capacidad posterior para adquirir y asimilar nuevos aprendizajes, como en su futura adaptación a la sociedad imperante. Por tales razones cuando veo los niños jugar libremente no dejo de recordar mis andanzas y me detengo a disfrutar su felicidad.

viernes, 18 de mayo de 2012

PERFORMANCE FOTOGRAFICO

Hubo una época que en mi pueblo habían dos fotógrafos, Abela y Calero. El primero simultaneaba el oficio con el de conductor de la ruta 44 Aguacate-Habana y fundamentalmente hacía fotos de bodas, quince y cumpleaños. El segundo se inclinaba mucho más a la foto familiar de glamour, al retrato de estudio en el espacio acondicionado para la ocasión en la propia sala de su casa, colmada de lámparas, alfombras, cortinas, y otros utensilios acorde a la imagen solicitada. Sin pretensión de artista, los dos fotografiaban a todo tipo de personas por un módico precio. Han transcurrido los años y sus fotos en blanco y negro, en papel mate o seda, están bien guardadas en cajas o gavetas de viejos escaparates y sin duda son historia, tanto familiar como social de una época ya vivida. Recuerdo las múltiples tendederas del pasillo de la casa de Abela con múltiples rollos de películas esperando el secado para estar listo para la impresión. En la casa de Calero, el primer choque visual era el estudio subordinando todos sus elementos a la cámara Roleflex  montada en su trípode, así como las cientos de impresiones enjuagándose en una palangana debajo del grifo de agua perenne o encima de la superficie de la cama, protegida por un nylon, esperando eliminar todo vestigio de humedad o sentado en un sillón, en el portal, retocando con el fino pincel el negativo o la ampliación. Al detenerme en estas vivencias infantiles no dejo de pensar en el arte de estos fotógrafos pueblerinos quienes inmortalizaron con sus imágenes a varias generaciones de cubanos. Ya estamos en la época de la fotografía digital y otros son los tiempos. Una foto digital recorre el mundo en breves minutos. Las cámaras modernas tienen acoplado un dispositivo de conexión que nos permite colocar la imagen en tiempo real en el buzón predeterminado. También se puede filmar un video de calidad. La Habana vive la fiebre de los Play-Off de la pelota cubana y de la transformación de la ciudad en un laboratorio de las artes plásticas. Los performance han puesto el punto preciso en las acciones plásticas por doquier y con esta selección de fotos quiero presentar mi propia “obra” basada en mis colegas. ¡Qué dirían Abela y Calero si conocieran que intento hacer mi propio performa!

viernes, 11 de mayo de 2012

ESPECTACULAR LAS CABEZAS


De espectacular se puede calificar el recién performa realizado por Manuel Mendive, Premio Nacional de Artes Plásticas 2001, en la antesala de la XI Bienal de La Habana. Pintor de gran cubanía influenciado por las raíces africanas desata su imaginación y creatividad en la piel del cuerpo humano mezclando estilos y colores, provocando entre los espectadores de su obra admiración a su paso por el paseo del Prado en la capital. Desde pequeño, su familia lo inició en el conocimiento de la religión Yoruba en la barriada de Luyanó. Graduado de Pintura y Escultura en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro en 1962, obtuvo su primer premio a los once años en 1955, en un concurso infantil en Tokio, Japón, por la sociedad Morinaga de la UNESCO. Mendive es el único artista que ha participado en todas las bienales de La Habana y en cada acción plástica no deja de sorprender a los admiradores de su obra. La representación después de recorrer el Prado concluyó en los jardines del Capitolio con lo místico de lo africano con el Preludio Nro. 4 de Federico Chopín interpretado por Frank Fernández.

martes, 8 de mayo de 2012

VIEJO DE CORAZON JUVENIL


El sábado me cruzo en la calle con una vieja conocida. Sentí alegría por verla. “Ya estoy retirada, me busco un trabajito por aquí, otro por allá, ya sabes, para sobrevivir un poco más holgada y dedicarme más tiempo a mi, pasear y divertirme en lo que quiero. ¿Y tú ya te retiraste?”. Nooooooooo que va, aún sigo trabajando en el mismo lugar, respondí. Cuando nos despedimos y seguí mi camino, comienzo a reflexionar en la pregunta que me hizo. Unas horas después mi pequeña nieta, con una pose desafiante ante mis ojos me confiesa: “Te estás poniendo viejo”. Y cuando le pregunto  como me ve ella, enseguida respondió, “joven abu, joven”. Después de estos dos diálogos me percato que ya estoy incluido en el 18 % de la población cubana que tiene 60 o más años de edad. La población cubana se envejece y está pronosticado que para el año 2050, nuestro país será uno de los más longevos del mundo. Hace unos días estuve en un encuentro de centenarios en el Hotel Nacional y cuando testimonié a esas mujeres y hombres, negras y blancos me percaté que aún soy un niño de teta y que para optar por el club de los 120 años, hay que cuidarse como gallo fino. 
 Graciela Caña Pérez-Puella con sus 102 años posó sus delicadas manos en el teclado de un piano del hotel y al buscar su propia melodía no escatimó en decir: "Este piano está desafinado".

Juanita Valdés Valdés tiene 107 años y es atendida en el Hogar de Ancianos Anexo Santovenia en el Cerro, en la capital.

El guantanamero Mariano Rodríguez Rivera tiene 102 años.

Blanca Contreras tiene 103 años y trabajó como costurera.

Arcadio Radillo Arolas con 103 años es fiel al equipo de pelota de Industriales.