Siempre he llevado a cuestas el agradable
recuerdo del concertaso que disfruté en el capitalino teatro Karls Marx
capitaneado por Dizzy Gillespie y su orquesta de las Naciones Unidas. De ese
momento es la foto que acompaña estas líneas como digno homenaje al Rey de la
trompeta en el Día Internacional del Jazz.
Uno de los momentos de mayor fraseo y versatilidad, lo constituyó sin
dudas la interpretación de ese clásico del jazz, Manteca. Las manos de Chuco
Valdés sacaban del piano el toque del jazz-latin que se complementaba con la
percusión del puertoriqueño Giovani Hidalgo (tumbadora) quien creció rodeado de tambores, bomgoes,
congas, timbales usados por su padre y abuelo quienes eran también músicos; y el baterista, percusionista y compositor brasilero
Airto Moreira.
Fue una noche luminosa para el Jazz-Latino y homenaje digno a Chano Pozo,
quien desde 1947 fundió sus congas y cantos africanos a lo cubano, con esta
música norteamericana de la cual ya Dizzy era uno de sus mayores exponentes.
Dizzy y Pozo fueron los creadores de Manteca, Tin Tin Deo y Cubana Be
Cubana Bop, piezas que están consideradas los primeros jalones del jazz latino.
Este grande de la trompeta quien visitó Cuba en cuatro ocasiones para
participar en varios festivales internacionales del Jazz Plaza, es un músico
fuera de serie que junto a Louis Armstrong y Miles Davis constituyen la gran
trinidad de trompetistas de jazz.