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domingo, 8 de mayo de 2016

Te amo y amaré…



La pienso en presente. No deja de estar a mi lado. Cuando hago un recuento creo pudimos hacer muchas más cosas juntos. Quedaron pendientes, en ocasiones por el empecinamiento de no abandonar tan siquiera por días, el terruño. Las pocas veces que me visitaste en esta agitada y convulsa ciudad, apenas pegabas un ojo. No conciliabas el sueño. El ruido constante del transitar del transporte por las avenidas lo impedían. Tu que estabas acostumbrada, cuando ponía tu bella cabellera sobre la almohada, escuchar los ladridos de los perros que ladraban distantes.
Cuando por ley de la vida enfermé con sarampión, la china o papera, siempre estuviste pendiente. Día tras días te pegabas a una máquina de coser en el taller textil para asegurar mi crecimiento. Cuando decidí becarme en Ciudad Libertad siempre recibí tu apoyo y sábado tras sábado, a la hora que llegara a la casa, siempre después de las cinco de la tarde, estabas presta para lavar cuantos uniformes y ropa interior traía con el objetivo de que el maletín estuviera listo de nuevo el domingo a las 2 p.m. hora de la partida para la beca.
No había lugar por lejano que fuera donde acudiste a verme siempre con el cariño y el amor que te caracterizaban, cuando la escuela al campo en Zenea en San José de las Lajas, o tu preocupación constante, enviando bultos postales con golosinas hasta el campamento cañero que me albergaba en La Revoltosa y Pesquería en los actuales terrenos de la empresa La Cuba en la provincia de Ciego de Ávila y subiendo la loma de Casa Blanca para visitar la unidad militar donde pasé el servicio militar.
Muchos son los recuerdos que se agolpan en mi mente, tus preferencias, tus cuidados, los consejos, tu sonrisa y con esos buenos y lindos momentos quiero seguir arropado  por la senda de la vida llevando el orgullo de haber tenido una madre como tú. Te amo y amaré…