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viernes, 20 de abril de 2012

EN NOMBRE DEL PADRE



En nombre del Padre, del hijo, y del ojo que mira
                                             “El ojo que ves, no es ojo porque lo ves,
                                               es ojo porque te mira”
                                                                   Antonio Machado

Y el ojo que mira se parapeta tras el brevísimo cristal husmeando el mundo, seleccionando, con la misma precisión con que el sultán escogió a la nueva concubina, con la misma soberbia de quien sigue, tras la mirilla, el andar silencioso del tigre.
Elige –con precisión, soberbia o ambas--, redistribuye distancias, sombras, intensiones, y, con un único y definitivo movimiento se burla para siempre de las dos únicas coordenadas que intentan poner orden en este mundo: el tiempo y el espacio.
Al minuto siguiente, ese anciano con cara de niño apresado, en la emulsión de plata, ya no estará alegre, no estará donde estuvo. Pero en el oscuro vientre de la Nikon, eternamente será un anciano que sonríe con cara de niño.
Olvidará el mapa que le condujo a aquella sonrisa, dejará de existir; mas eso qué importa. El encantamiento quedó hecho y en el rectángulo de papel la imagen seguirá viviendo, conociendo olores, manos y rostros que sobrevivieron al original.
Ese anciano con cara de niño se creía enviado de Dios. Pero solo el accionar del obturador pudo hacer el verdadero milagro: inmortalizarlo – y sin cruces ni corona de espinas--.
Tan potente es el sortilegio desatado por el hombre que mira, que también un día la imagen le sobrevivirá a él.
Solo un detalle, un pequeño detalle, se escapa a este destino irreversible. Sí, esta imagen del anciano perdurará por los siglos de los siglos, pero los hombres aún por nacer le conocerán sonriendo, únicamente porque el fotógrafo así lo quiso. Amén.

Esta joya sencilla, pero valiosa para mi, fue un regalo de una amiga en los tiempos de la fotografía analógica y por azar del destino volvió a mis ojos y quise compartirla con una foto recién sacada del vientre de la Nikon, solo que esta es digital.


martes, 17 de abril de 2012

OBSTACULOS Y SUERTE


Los fotoperiodistas en coberturas noticiosas tienen que poner todos los sentidos en el encuadre y seleccionar el momento preciso, pero además en tratar de evitar los miles de elementos que rodean el instante y pueden frustrar el empeño profesional. Cuando son visitas o llegadas de jefes de estados o invitados especiales, una o dos horas antes de la llegada del vuelo ya estamos pasando las cámaras, lentes y otros accesorios por la revisión técnica y después, esperar el minuto de la llegada que puede ser según lo planificado o demorarse por diferentes motivos. Cuando se desenlaza el hecho noticioso, los minutos corren y breve es el tiempo con que contamos para tener la suerte de congelar el segundo ideal. Algunos salen victoriosos, otros, por mucho que lo intentaron, tienen que conformarse con una foto antes o después. Pero lo más lamentoso es que en este tipo de actividades hay funcionarios de protocolo que nada ayudan para que los protagonistas de la noticia se acuerden que a varios metros de ellos, en un área limitada, hay un grupo de trabajadores de la prensa que tienen la responsabilidad de informar al mundo el hecho. Siempre hay alguien que violenta la zona de la dirección principal entre los personajes y gráficos. ¿Nadie puede ayudar en ello?

martes, 10 de abril de 2012

VENEZUELA HACE DIEZ AÑOS


Golpe de Estado en Venezuela. La noticia corrió como pólvora y los cubanos la sentimos como nuestra porque querían frustrar una revolución naciente. Preocupación por la suerte de Chávez. La televisión cubana comenzó a transmitir todo lo que acontecía  y  en miles de hogares se vivieron minutos, segundos de incertidumbre. Tensa la situación y los mensajes de los golpistas cada vez eran más agresivos. Diez años después José Vicente Rangel, en aquel entonces Ministro de Defensa, ha dicho: pude constatar allí la capacidad de liderazgo del presidente Chávez. El hombre, a quien se percibe como vehemente, apasionado, demuestra suficiente sangre fría y control sobre sí mismo para encarar situaciones de crisis y afirmó que “Chávez demostró un inmenso coraje”. “Es inútil sacrificarse, la historia no termina este día, por el contrario, comienza a partir de ese momento”, le dice Fidel en una llamada telefónica. Traición, lealtad de otros, firmeza del pueblo, de ese respetable que no se equivoca. Fueron días cruciales para los venezolanos que bajaron de los cerros a defender lo suyo y su presidente. Apenas amanecía en La Habana y Fidel en persona nos despedía al pie de la escalerilla. Se preocupó por el aseguramiento logístico y quiénes integrábamos la comitiva. Llevar solo equipos de trabajo, regresaremos en la tarde, era la orientación, pero se convirtió en una cobertura de mes y medio. Varias horas después ya pisábamos Maiquetía en Venezuela. Fuimos en vehículos hasta nuestra embajada en Caracas. En sus afueras las huellas de los enardecidos opositores que imaginaron liquidar a nuestro personal diplomático y allanar la sede. Allí, en el patio, se improvisó el acto y unos cuantos recibieron la Medalla al Valor otorgada por el Estado cubano. Mujeres y hombres se crecieron y pusieron bien en alto la firmeza de nuestra Revolución. Han pasado diez años de tal suceso. Por causas del destino Chávez va y viene para recibir el tratamiento médico que le devuelve vida. La amistad de nuestros pueblos se fortalece día por día y como cada abril, no dejo de pensar en los venezolanos de los cerros, en espacial Solisbeth Cardoso en Los Tupamaros, así como quienes bajan el Sendero del Obrero y se introducen en las entrañas de la parroquia San Juan o quienes en el rebelde 23 de Enero y San Agustín, integrando los círculos bolivarianos que con su única arma: la Constitución de la República se lanzaron a las calles de Caracas a defender a su presidente y su Revolución.