Golpe de Estado en Venezuela. La noticia corrió como pólvora y los cubanos la sentimos como nuestra porque querían frustrar una revolución naciente. Preocupación por la suerte de Chávez. La televisión cubana comenzó a transmitir todo lo que acontecía y en miles de hogares se vivieron minutos, segundos de incertidumbre. Tensa la situación y los mensajes de los golpistas cada vez eran más agresivos. Diez años después José Vicente Rangel, en aquel entonces Ministro de Defensa, ha dicho: pude constatar allí la capacidad de liderazgo del presidente Chávez. El hombre, a quien se percibe como vehemente, apasionado, demuestra suficiente sangre fría y control sobre sí mismo para encarar situaciones de crisis y afirmó que “Chávez demostró un inmenso coraje”. “Es inútil sacrificarse, la historia no termina este día, por el contrario, comienza a partir de ese momento”, le dice Fidel en una llamada telefónica. Traición, lealtad de otros, firmeza del pueblo, de ese respetable que no se equivoca. Fueron días cruciales para los venezolanos que bajaron de los cerros a defender lo suyo y su presidente. Apenas amanecía en La Habana y Fidel en persona nos despedía al pie de la escalerilla. Se preocupó por el aseguramiento logístico y quiénes integrábamos la comitiva. Llevar solo equipos de trabajo, regresaremos en la tarde, era la orientación, pero se convirtió en una cobertura de mes y medio. Varias horas después ya pisábamos Maiquetía en Venezuela. Fuimos en vehículos hasta nuestra embajada en Caracas. En sus afueras las huellas de los enardecidos opositores que imaginaron liquidar a nuestro personal diplomático y allanar la sede. Allí, en el patio, se improvisó el acto y unos cuantos recibieron la Medalla al Valor otorgada por el Estado cubano. Mujeres y hombres se crecieron y pusieron bien en alto la firmeza de nuestra Revolución. Han pasado diez años de tal suceso. Por causas del destino Chávez va y viene para recibir el tratamiento médico que le devuelve vida. La amistad de nuestros pueblos se fortalece día por día y como cada abril, no dejo de pensar en los venezolanos de los cerros, en espacial Solisbeth Cardoso en Los Tupamaros, así como quienes bajan el Sendero del Obrero y se introducen en las entrañas de la parroquia San Juan o quienes en el rebelde 23 de Enero y San Agustín, integrando los círculos bolivarianos que con su única arma: la Constitución de la República se lanzaron a las calles de Caracas a defender a su presidente y su Revolución.
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