Hoy a lo largo y ancho del Caimán, no quedó un pionero, por
intrincado que viviera, que no celebrara el 4 de abril, fecha en que se festeja
la creación de su organización infantil.
Las aulas y las escuelas trocaron las libretas y los lápices
por piñatas, cake, dulces de todo tipo, refrescos, “pancho largo” --caramelo
melcocha — y cuanta golosina hecha por las manos de las madres de los pioneros
quienes años tras años, y en más de una ocasión al año, organizan y garantizan
la alegría de los fiñes en sus conmemoraciones.
A los del primer grado le entregaron su diploma con letras
bien grandes: Ya se leer. Alegría en los
pioneros y también en los familiares y maestros que se esfuerzan por darlo todo
por su enseñanza y esperanza de vida.
Recuerdo cuando Griset era pionera y todos los fines de
semana tenía alguna actividad. Campamento de pioneros de Tarará, grupos de
baile, pioneros exploradores, acampada en el campamento de pioneros del Parque
Lenin. La encomiable labor de la guía Elodia que con su entusiasmo contagiaba a
grandes y chicos.
De esas pequeñas actividades donde el juego, la risa y las
actividades infantiles dirigidas pedagógicamente se van forjando esa generación
naciente que al paso de dos décadas ya están saliendo de la universidad listos
a enfrentarse a los retos de la sociedad.
Los que peinamos canas hoy también tuvimos nuestro momento.
Las Patrullas Juveniles Revolucionarias nos vincularon a la efervescencia de
los primeros años de Revolución, otros en la naciente Asociación de Jóvenes
Rebeldes y lo que surgió después la
Unión de Jóvenes Comunistas. Ahí se forjó nuestra juventud y
como ella, los pioneros de hoy darán continuidad al camino trazado. Por eso el
trovador entonaba: Pionero soy de corazón….
Cuanto amor en esas imágenes de nuestros maestros y cuanta felicidad de nuestros niños, esa es mi tierra, felicidades para todos los pioneros y jóvenes cubanos
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