Cuando redacto estas líneas se agolpan en mi mente mis
tiempos de corresponsal donde publicar un lead de un párrafo acompañando una
foto de mi autoría o escuchar mi voz reportando un acontecimiento por algún
informativo de la radio era el mayor estímulo a la esperanza de integrar
profesionalmente este ejército de mujeres y hombres que con la fuerza de la
palabra y las imágenes son hacedores fieles de esta profesión que requiere
mucho corazón. Las primeras lecciones de Cardet, los consejos de Tellería, las clases de fotografía de Pepe Agrás quien
como mago del celuloide sacaba, del baúl que lo acompañaba, una foto y de ella
tenía argumentos para hablar y a la vez enseñar fotografía. Los colegas de la
prensa militar que después del paso del período especial se disgregaron por
todos los medios nacionales y han hecho carrera que hasta doctores en ciencias
de la información tenemos. Es inevitable dejar de pensar en aquellos que en
algún momento del ejercicio profesional han compartido trincheras en un teatro
de operaciones, en el reporte de algún desastre natural a escala mundial o en
la cotidianidad de nuestro periodismo con sus defectos y virtudes. Cuando
decidimos asumir la responsabilidad social de periodista, nunca pudimos aquilatar
en toda su magnitud que es una profesión que siempre está en el centro del
“sandwch”, por un lado la sociedad y por el otro los dirigentes, ambos pensando
que la culpa de todo la tiene la prensa y por lógica los periodistas. No cabe
dudas que sea una profesión de riesgo, pero conozco bastantes mujeres y hombres
que con orgullo y dignidad se exponen a ello diariamente y feliz me siento al
poder constatar que nuestras redacciones se han rejuvenecido para bien, con
nuevos bríos y con deseo de hacer un mejor periodismo. Solo en la era digital
extraño con mucho cariño las tertulias de las redacciones y los laboratorios de
fotografía. Sigo practicando el periodismo de mochila, aunque en ocasiones hay
que incorporarle la tienda de campaña y es por eso que con estas líneas y mis
fotos quiero homenajear a mis colegas.
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