Sacrificio, voluntad, fidelidad, modestia son algunos rasgos
que los caracterizan. Hombres y mujeres de pueblo que una vez fueron
seleccionados para dedicarse en vida, por sus convicciones revolucionarias, a
la defensa de la Revolución. Los
que empezaron desde muy temprano, ahora peinan canas y comparten sus
experiencias con la oleada de jóvenes que nutren sus filas. Pepe es uno de
ellos. Sus manos estaban acostumbradas a lidiar con el cemento, la arena y la
gravilla. Vistió el uniforme de milicias y desde sus filas fue captado para la
nueva misión. Se aprendía sobre la marcha. Su boda fue en pura efervescencia
revolucionaria. El Habana Libre el elegido para la luna de miel, pero el deber
lo reclamó y allí quedó la novia, preludio de invasión, acción rápida contra
los quintas columnistas que fueron detenidos. Trillo falleció cuando lo
trasladaban herido hacia el hospital, después de un combate en la costa cerca
de Santa Cruz del Norte, contra una salida ilegal de contrarrevolucionarios.
Eran los años que cuando se daba un “boniatazo” era para accionar contra el
enemigo a toda costa. Momentos en que la contrarrevolución quería sacar sus
garras para hacer fracasar la
Revolución naciente y liquidar a sus líderes, y chocaron con
hombres y mujeres que supieron neutralizar todos sus planes. Ñaña, Pilo,
Torriente, Cáceres, Vasallo, Guevara, Noel, Barreras, Denis, la lista sin dudas
es interminable, algunos jubilados pero no retirados, otros ya no están, pero
todos orgullosos por ver la continuidad ahora mucho más fortalecida por jóvenes
salidos de las academias con el dominio de las nuevas tecnologías, con un mismo
objetivo: desde las filas del DSE, proteger a capa y espada las conquistas de la Revolución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario