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lunes, 26 de diciembre de 2011

SUMATRA

Ibrahim es el único nombre que recordaba. No tenía noción de nada y nadie. No sabía como regresar a los suyos. Así apareció en un bar de Meulaboh. La tildaron de mendiga. El nombre que no se le borró de la mente resultó ser el abuelo. Los padres la reconocieron por un lunar en la cadera y una pequeña cicatriz que se había hecho cuando tenía seis años. Hace siete la fuerza del agua del Tsunami en Sumatra, Banda Aceh, en Indonesia, se la había arrebatado a sus padres de las manos. Sus tres hijas desaparecieron, ya habían perdido las esperanzas de encontrarlas, pero a pocas horas del séptimo aniversario de ese desastre natural, Mary Yuranda, de 15 años, apareció.
Era el domingo 26 de diciembre de 2004 cuando muy cerca de las costas oeste de Sumatra en Indonesia se produjo un terremoto submarino que provocó el Tsunami en las costas de la mayoría de los países que bordean el océano Índico. Se habló de más de 275 mil muertos sin contar los millares de personas desaparecidas por olas que alcanzaron los 30 metros. Aunque se estimó en un principio que la magnitud del terremoto fue de 9.0 en la escala de Richter, después se ha llegado hasta decir que estuvo entre los 9.1 y 9.3
Las primeras imágenes del desastre las conocí por CNN en La Habana. A pocas horas del hecho ya estaba volando hacia Asia con el objetivo de dar cobertura al mismo. Allí también llegó la mano amiga de los médicos cubanos. En el puesto de mando de Aceh fue donde por primera vez sentí un temblor de tierra, eran las réplicas. Hoy se recuerda a las víctimas y desaparecidos y estas son algunas de las fotos salidas de mi cámara.

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