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viernes, 12 de agosto de 2016

Paladín de la Patria y la Humanidad.



Es un hombre callado, muy ético y muy profesional. Por azar de la vida su obra no es de las más publicitadas, pero su ojo escudriñador ha estado presente en múltiples momentos de la historia de nuestro país.

Jorge Oller Oller, un catalán aplatanado en Cuba desde hace muchos años jocosamente se dice que nació en cubetas con olor a sulfito, bromuro, hidroquinona y abrazó a la fotografía como un  sentido de su vida.

Premio Nacional de Periodismo José Martí, en los momentos que Fidel arriba a su 90 cumpleaños, accedió a dialogar con este blog para acercarnos un poquitín más a pasajes de nuestra historia.


“La primera vez que vi a Fidel, y también lo retraté, fue en la Estación Central de los ferrocarriles, alrededor de las 8 de la mañana del lunes 16 de mayo de 1955. Yo reportaba para el diario Información la llegada a La Habana de los jóvenes asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes los cuales habían sido amnistiados el día anterior ante el reclamo popular.  Fidel y sus compañeros salieron del Presidio Modelo de la Isla de Pinos, aplaudidos por los lugareños y abordaron la embarcación “El Pinero” que los llevó a Batabanó y de ahí vinieron en tren hasta la capital.

“El andén, el salón de espera de la estación y la calle Factoría estaban abarrotados de universitarios, trabajadores, dirigentes de la FEU y del Partido Ortodoxo y en general el pueblo que fueron a recibirlos. Por sugerencia de los maleteros, me había encaramado en un lugar del muro que delimitaba los terrenos del ferrocarril, frente a las vías donde se estacionaba normalmente el vagón de Batabanó.

“Llegó el tren y, tal como me habían asegurado los encargados de las maletas, quede frente a la escalerilla del coche. Pero, por ahí, no podían bajar los moncadistas por el gran número de amigos que se apiñaban y querían ser de los primeros en saludar y abrazar a Fidel. El líder del Moncada decidió entonces salir por una de las ventanillas, llevaba una pequeña bandera cubana en la mano. Un grupo de jóvenes que estaban en el andén lo ayudó.

“Todos cantaban el himno nacional y se escuchaban los vivas a Fidel y sus compañeros. Yo que estaba frente a esa escena hice mi primer retrato a Fidel. 

“Fue también la primera manifestación popular y espontanea en La Habana en apoyo a la causa de Fidel y los moncadistas, quienes fueron vitoreados y llevados en hombros hasta los autos para continuar su lucha revolucionaria”.


La memoria gráfica se agolpa en su mente. Prefiere cazar y no ser cazado. Como lo conozco, sé que no gusta de ser protagonista, sino testimoniante cámara en mano. Indago ¿cuántas veces estuviste en coberturas periodísticas con Fidel en Cuba y en el exterior? y responde:

“Cuatro años después volví a retratarlo cuando entró victorioso en La Habana el 8 de enero de 1959 y continúe haciéndolo, después de Información, en los diarios Combate, Hoy y Granma y la Agencia de Noticias Prensa Latina. Fui fundador de Granma y estuve activo hasta que mi salud lo permitió. Me jubile el 31 de enero de 1992. Durante 33 años tuve el honroso privilegio de reportar muchísimas actividades del comandante en Jefe y 20 de ellos estuve en recorridos y actividades que realizó Fidel en el extranjero.

“No recuerdo la totalidad de actividades que hice, pero si a un grupo de colegas como mi director, Jorge Enrique Mendoza, a los periodistas Elio Constantin, Juan Marrero, Julio Garcia Luis, Pedro Martínez Pirez Santiago Alvarez, Ivan Napoles, Devis Pastor Espinosa, Antonio Gómez el Loquillo, Tomas Oliveros, Tomas Garcia, los hermanos Pildain, los hermanos Viñas, Ferrera y otros valiosos compañeros cuyos nombres se me han escapado  en estos momentos pero que formábamos un excelente equipo para que todos pudiéramos lograr el mejor trabajo”. 

¿Cuál recuerdas más y por qué? 

“Recuerdo mucho el viaje a Chile por el gran cariño que le tributó el
Presidente Salvador Allende y su pueblo a Fidel durante toda su estancia.

“Fue también mi primera experiencia de viajar con Fidel al exterior y tenía la gran responsabilidad de enviar a Granma las fotos debidamente identificadas de las numerosas e importantes actividades que realizaban ambos mandatarios diariamente en su recorrido por el país, para que salieran publicadas lo más pronto posible. No se había organizado aun el envío de las radiofotos y los rollos fotográficos que tiraba se enviaban por avión a Cuba. Nada sabía de mi trabajo hasta cuatro o cinco días después, cuando recibíamos los diarios y miraba con alivio mis fotos publicadas".

Y la foto que recuerdas con más cariño, pregunto.

“Hay varias, pero la que viene a la mente ahora, no porque sea buena sino porque me ayudo a obtener una fotografía que era muy difícil de lograr, fue la del espejo del Palacio de la Moneda. Sucedió en la recepción que daba el Presidente Allende a nuestro Comandante en Jefe. Los invitados los rodearon tratando de saludarlos, darles la mano o intercambiar algunas palabras, imposibilitando a los fotógrafos y camarógrafos hacer alguna toma decorosa.

“Alzábamos las cámaras y disparábamos al rumbo tratando de centrar la escena, pero no teníamos ninguna seguridad de lograrlo. Mirando los alrededores vi los espejos que adornaban las paredes y en uno de ellos se reflejaba claramente a Fidel y Allende conversando con los amigos y así pude retratarlos”.

 
¿Cómo  definirías al Fidel que congelaste en imágenes? Le pregunto a quema ropa  casi sin dejarlo respirar.

“Cuando hemos visto a las multitudes de países grandes y pequeños, situados en cualquier lugar del planeta, que hablan distintos idiomas o tienen diferentes creencias aplaudir con tanto calor y cariño junto al pueblo cubano a Fidel por su incansable lucha por la libertad, la igualdad y el derecho a la vida de todos los hombres y mujeres del mundo, lo definiría sin vacilaciones como el paladín de la Patria y la Humanidad de nuestros tiempos.



1 comentario:

  1. Excelente, gracias Juve.Abrazos para dos grandes maestros cubanos del lente !

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