Era digital. Niños con
tables, otros inmersos en los juegos de computadoras o prendidos a los ataris.
Los más veteranos, cuando se
enfrentan a la tecnología en muchos casos se auxilian de los nietos que son los
principales protagonistas de su época.
El recuerdo es inevitable y
vuelve el niño que llevamos dentro independientemente de la edad.
Fabricar una carriola o una
chivichana ponía en función a padres y abuelos. Lo primero buscar las cajas de
bolas y después la madera necesaria. Era como si disfrutáramos del carro último
modelo.
Jugar al rolin o kimbicuarta
lo mismo nos hacía perder que ganar. Los bolsillos abultados, a simple mirada,
nos daba la calidad del contrario, aunque la puntería a la hora de impulsar la
bola con el dedo pulgar era la decisiva. Y que decir cuando baraja por medio
varios eran los apostadores y al grito de ¡Arrebato manigüiti!, se imponía el más fuerte.
Los patines metálicos eran
como extensión a las botas. Enganchado varios de la parrilla de la moto de mi
amigo Bacallao formábamos una larga fila desafiando la velocidad y una posible caída.
La bicicleta 20 Niagara era como si formara parte de nuestras piernas. Para
donde quiera nos acompañaba.
Los trompos, el chucho
escondido, la viola, quimbumbia, el taco, eran otros de los entretenimientos.
Carmelo, humilde trabajador agrícola, con sus manos callosas y piel curtida por
el sol, en las noches hacía gala de sus artes manuales y fabricaba papalotes de
todo tipo de colores y tamaño, que luego empinábamos y combatíamos con las
cuchillas incluidas en el rabo, para disfrutar cuando el contrario iba a bolina.
Hasta coronel llegó hacer.
Otra de las faenas infantiles
era construir jaulas con palos de monte, ubicarlas en lugares idóneos, con cundeamor
como señuelo para cazar las palomas rabiche, las que su destino final era
asadas con limón y sal al pincho o simplemente con un cordel con lazo, amarrado
a una ramita, tratar de “pescar” a alguna lagartija para averiguar que tenían
adentro.
Una vez, la “tropa” del
barrio, nos propusimos recolectar varios sacos de yute para hacer un toldo.
Para adquirirlo, llegábamos a los portales de las casas o a la puerta calle y tratábamos
de obtener el que se usaba para la limpieza del calzado antes de entrar a las
casas. El objetivo era hacer un circo en el solar de la cuadra y pedir por la
entrada, un botón, para después cambiarlo por golosinas o pelotas al
carretillero que siempre recolectaba materias primas.
El número principal
consistía en una chiva, la cual se le puso una estola tejida con pompones y
todo, de la hermana del Vasco, el hijo de Incera, quien junto a Paquito Bilbao se encargaría de
hacer bailar al animal al compás de la “orquesta” de varios fiñes con latas y
palo.
Sorpresa cuando la hermanita
descubrió su estola y allí mismo se acabó el circo como la fiesta del Guatao.
No había celular, table o computadora, pero como disfrutábamos cada momento.
Creo que cada época y cada generación tiene sus propios espacios lúdicos para crear, socializar y aprender valores éticos. En la memoría individual y en la memoria colectiva, cada uno de esos espacios de juego, perduran.
ResponderEliminartodos llevamos un niño en nuestro interior y es necesario dejar que se manifieste durante toda nuestra vida,así nos llevará airosos por los senderos mas difíciles que tangamos que avanzar.
ResponderEliminartodos llevamos un niño en nuestro interior y es necesario dejar que se manifieste durante toda nuestra vida,así nos llevará airosos por los senderos mas difíciles que tangamos que avanzar.
ResponderEliminarlo preocupante de las nuevas tecnologias es que hace al niño muy sedentario, se interrrelaciona poco con su familia y sus pares, preocupa el sedentarismo como causa de obesidad y otra yerbas.
ResponderEliminarLo que quiere el niño cubano:
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/LaComidaCubana/videos/10157098561605655/
Los grandes problemas de las sociedades "evoluidas" son que los niños viven dentro de los moviles y computadoras. Una peligrosa modificacion de habitos, ?o una evolucion?
ResponderEliminarSi, de cierta manera es un poco nostálgico el articulo, pero un poco pesimista y sin tener en cuenta las partes negativas, por ejemplo, los niños que todavía usan sus chivichanas, que no son pocos, molestan con el ruido a las personas que tratan de descansar o dormir una siesta los fines de semana, si no me creen pregúntenle a las personas mayores que viven en edificios de microbrigada o en cualquier lugar, ademas de los riesgos de accidente de transito cuando van por la carretera. No te seguiré hablando de las jaulas para atrapar a los pobres pájaros. En fin, que me gustaría mas que todos tuvieran sus tablas, se comunicaran y supieran usar las nuevas tecnologías, ademas de practicar deportes en lugares apropiados.
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