No había salido el sol de éste domingo 21 de octubre y tras
tomarse un pomo de leche, ya la pequeña Verónica se tiró de su cama dejando
atrás a Dora la exploradora y al resto de la pandilla de muñecos. Tengo que
votar temprano afirmó rumbo al baño. Su Tatá le aclaró que no tenía edad aún,
que su misión sería escoltar la urna en el colegio electoral de 10 de la mañana
a 11 y 30. Estoy emocionada le respondió a la abuela. La madre desde muy
temprano ocupó su puesto en la mesa electoral del colegio 5 de la
circunscripción 5 del Consejo Popular Latino en el Cerro. El tiempo
transcurrido hasta la hora fijada fue de constantes preguntas por ¿qué hora
es?, voy a llegar tarde, ¿quién me lleva?, ¿ya nos vamos? A las 9 y 50 ya
Verónica estaba en el colegio. Buenos días, dijo y enseguida entregó a Dasy, la
presidenta de la mesa electoral, su citación para la guardia pioneril. Llegado
el momento ocupó su lugar al lado de la urna con los emblemas del escudo y la
bandera cubana. Cuando el primer elector depositó en la ranura su boleta,
asumió la posición con su brazo derecho, haciendo el saludo pioneril y expresó
con firmeza: ¡VOTÓ!
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