Diez años atrás en Banda Aceh, Indonesia, el panorama era
desolador. Todo quedó arrasado, se podía ver kilómetros a distancia en cualquier dirección. Por todos
lados había lodo, escombros y miseria. Los trabajadores de rescate empezaban a
recuperar a los muertos y había cientos de cadáveres colocados ordenadamente en
hileras a lo largo de la carretera.
El tsunami del 26 de diciembre de 2004 cobró la vida de más
de 170.000 personas en Aceh, que fue la región peor afectada, y decenas de
miles más en otros países alrededor del Océano Índico.
Hasta Banda Aceh y Sri Lanka llegó de inmediato sendas
brigadas médicas con toda la logística necesaria para brindar la ayuda
solidaria a las víctimas del Tsunami. También fuimos a reportar el fenómeno, un
equipo de la prensa cubana.
Ha transcurrido una década de este desastre natural y las
imágenes captadas son una muestra elocuente de lo impactante que fue para estos
pueblos y en particular para las familias que todo lo perdieron, incluso hasta
sus vidas. Con ellas quiero rendir homenaje a quienes ya no están.
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