Cincuenta y tres años después vuelvo a recorrer las
aulas, pasillos, talleres y explanada del IPI Ho Chi Min, otrora Instituto
Politécnico Ciudad Libertad donde fui becado por varios años.
Múltiples fueron los recuerdos. Allí el profesor Morales junto
al resto de su colectivo, me enseñó a romper el arco eléctrico y profundizar en
el conocimiento de los metales. De mucho me sirvió porque años más tarde en un
taller de locomotoras a vapor, bajo la maestría de Peñate, perfeccioné el oficio,
en el central azucarero Rubén Martínez Villena.
Por primera vez en esta escuela, aprendí el rigor de la
disciplina muy similar a la militar, formábamos por compañías y pelotones, había
pase de lista a las 10 p.m. y los viernes se hacían las cortes disciplinarias
donde se ponía en juego el disfrute del pase de fin de semana de 2 de la tarde
del sábado hasta el domingo en la noche antes del pase de lista.
Se agolparon en mi mente los meses de zafra en el
campamento La Revoltosa – actualmente territorio
de la empresa la Cuba en Ciego de Ávila—tributando caña para el central Primero
de Enero, antiguo Violeta en aquel entonces de la provincia de Camagüey. Cortábamos
caña verde y quemada, así como antes que saliera el sol alzábamos una carreta
de la dulce gramínea para después comenzar la campaña como macheteros
inexpertos.
Recuerdo los momentos en que por las noches los más
avezados trataban de enseñar a los “patones” a bailar casino, el baile que reinaba
en los salones del Patricio. Como también la persistencia de formar un combo
para imitar a Juan y Jr. Todo era sueño de juventud.
Ahora por doquier hay una acción para tenerla lista para
el inicio del curso escolar. Recorro con la vista cada rincón y es como si
volviera a aquellos años de estudiante. Jesús y Alexis están presente, ambos de
mí mismo terruño, el primero alumno de galvanotecnia y el segundo profesor de
pintura. Jesús sigue actualmente en el Peñón del Fraile en Santa Cruz del Norte
viviendo al lado del mar y Alexis quien volvió a coincidir conmigo en este
gremio de profesionales dejó de existir en Brasil.
Esta es mi beca. La escuela que gracias a la Revolución
aún está lista para seguir formando jóvenes en diferentes oficios en favor de
la sociedad.
muy bella la historia de juvenal que vuelve a esos bellos momentos que vivió
ResponderEliminarQue tratos recuerdos, hay que prefiere estudiar en la calle y estar en casa. Particularmente prefiero la beca, allí aprendí muchas cosas de la vida, las relaciones humanas, el trabajo.
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