La Habana es poesía. Cada jornada amanece con
algo nuevo. Un día los churros, otro el maíz asado, las plazas adoquinadas
pobladas de palomas que con el ir y venir de tantas personas diariamente,
llegan a confraternizar. La calle Obispo se ha poblado de carros de expendio de
helados. Ya es costumbre arroyar por las estrechas calles detrás de la conga de
los zanqueros. Ahora unos nuevos personajes se han apoderado de las esquinas.
Las estatuas humanas llaman la atención de grandes y chicos. Mientras, los
adoquines, los muros, las edificaciones coloniales, el Castillo de la Fuerza, el Morro y el
Templete siguen impresionando al visitante y como dice una canción de Miguel
Bosse: “Hermosa dama del Caribe (…) no hay poeta que no te vea y no se rinda a
la hermosura de tu gente y de tus calles…”, pero si de canciones se trata hay
que contar con la de Rolando Vergara interpretada por Los Zafiros que marcó
época y aún sigue su andar:
Habana, hermosa Habana
Lindo es tu Prado
Lindas son tus calles
Bello es tu mar
Habana, a ti llega mi canto
Como el gemir de violines
Que solo tocan para ti.
Se ven en tu cielo azul volar
Palomas como un símbolo de paz
Que es la gloria para ti.
Habanaza, Habana, Habana.
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