Powered By Blogger

miércoles, 18 de julio de 2018

Los 100 de Madiba.






















Foto Arnaldo Santos
El prisionero con el número 46664 y primer presidente negro de Suráfrica, que pasó la mayoría de esos 27 años confinado en una celda húmeda de apenas 2,4 metros de alto por 2,1 de ancho, quien dio muestras de gallardía y que nada, ni nadie le pudo doblegar su espíritu de combate que lo llevó a convertirse en el cautivo político más antiguo del mundo y un ícono de la lucha universal contra el odiado régimen segregacionista del apartheid que existía en su país, cumpliría hoy 100 años.
Un hombre de talla universal que hoy es recordado por todos, porque como dijera Fidel en una reflexión a raíz de su muerte: “Ningún acontecimiento presente o pasado que yo recuerde o haya oído mencionar, como la muerte de Mandela, impactó tanto a la opinión pública mundial; y no por sus riquezas, sino por la calidad humana y la nobleza de sus sentimientos e ideas”.
Los fotorreporteros de Granma tuvieron la suerte y dicha de inmortalizarlo con sus fotos. Arnaldo Santos cuando asistía a la toma de posesión del nuevo gobierno en Namibia el 24 de marzo de 1990, donde Nelson Mandela intercambió con la delegación cubana encabezada por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque y Jorge Risquet Valdés.
Después Liborio Noval cuando Mandela visitó por primera vez Cuba -- un año después de salir de prisión, conoció personalmente a Fidel Castro y comenzaron una estrecha amistad-- y estuvo presente en el acto del 26 de Julio de 1991 en Matanzas, donde Fidel lo condecoró con la Orden José Martí. Fue una amistad entrañable sellada en la lucha común, y se mantuvo imperturbable, pues la admiración entre ambos era mutua. ,
Fidel vuelve a visitar Sudáfrica en septiembre de 1998 --la primera vez fue en 1994--  y tuve la oportunidad de inmortalizar a estos dos grandes de la historia quienes se trataron como hermanos.
Fidel dijo sobre Mandela: “Viejo y prestigioso amigo, cuánto me place verte convertido y reconocido por todas las instituciones políticas del mundo como símbolo de la libertad, la justicia y la dignidad humana”.
Mandela en la primera visita de Fidel a su tierra expresó: “Soy un hombre leal y jamás olvidaré que en los momentos más sombríos de nuestra patria, en la lucha contra el apartheid, Fidel Castro estuvo a nuestro lado”.
Y esa relación entre los dos grandes hombres, símbolos ambos de la fuerza moral de los principios y la dignidad, perduró hasta la muerte de Mandela, ocurrida el 5 de diciembre de 2013, a los 95 años de edad.
Foto Liborio Noval
 Foto Liborio Noval
                        Foto Liborio Noval
Foto Juvenal Balán
           Foto Juvenal Balán
                       Foto Juvenal Balán
Foto Juvenal Balán

lunes, 2 de julio de 2018

La novia de la Atenas de Cuba



La novia de Matanzas, cumplió 96 años. “Predulio Lírico” es su primer libro y data de 1943. Seis años después trabajó en la biblioteca Gener y del Monte; además de ser declarada Hija Eminente de la Atenas de Cuba. Graduada como profesora de dibujo, pintura y escultura, ejerció como profesora de inglés en escuelas de su natal Matanzas y Cárdenas, combinando su amor por el magisterio con su pasión poética. El poema “Canto a Fidel” de su puño y letra, llegó hasta lo más intrincado de la Sierra Maestra en época de lucha rebelde. Estuvo entre los más de 268 mil voluntarios que a principios de la Revolución se vincularon a la Campaña de Alfabetización. Su rica vida colmada de poesía de amor y con amor, la han hecho merecedora de la Distinción por la Cultura Nacional, el Premio Nacional de Literatura y Premio Hispanoamericano “José Vasconcelos”, así como le dedicaron la XIII Feria Internacional del Libro de La Habana, entre muchos lauros.
Hace nueve años la tuve ante mi cámara, en el "Autor y su Obra", en la biblioteca Rubén Martínez Villena, de la Habana Vieja, rodeada de prestigiosos intelectuales. Algunas de esas fotos escoltan estas líneas. Es imperdonable no acompañar esta reseña con un  poema de Carilda Oliver.


Me desordeno, amor, me desordeno…
Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.